ENSAYO SOBRE LA NUEVA CONCIENCIA CIUDADANA.
"El deber ser, que no ha  sido".
Como todos ya sabrán me he encomendado a realizar una tarea de  concientización para los y las venezolanas, en este trabajo que emprendo,  pretendo únicamente contribuir de manera sistemática y eficaz en el abono de una  mejor conciencia responsablemente democrática, una conciencia que en diez años  ya hemos de haber fundamentado en nuestro inconsciente y condimentado en nuestro  consiente, pero que por alguna razón a muchos venezolanos se le ha hecho difícil  concretar esto último. En este ensayo solo pretendo humanizar el proceso  democrático en nuestro país, es necesario fundamentar las bases de la democracia  y demostrarle al pueblo que el populismo no es el camino para la Venezuela que  deseamos y merecemos.
Sin más preámbulos, mostrare a continuación una serie  de puntos importantes para considerar y analizar con detenimiento, pero sobre  todo para exteriorizar en la práctica cotidiana.
Lo que primero que debemos  saber, es:
1._ No podemos pretender que un ser humano, tan humano, como tú y  como yo, cambie el rumbo de nuestro país, como un mesías, porque esto es  Venezuela en el año 2009 y no Jerusalén en el año de Cristo. Por ello, es  primordial que mantengas este conocimiento, nadie, absolutamente nadie, va a  traer la salida a los problemas ni mucho menos en un día, a nuestro país.
Para salir de los problemas que nos aquejan, es necesario que todos,  absolutamente todos, nos activemos de raíz en la resolución de cada uno de los  problemas de nuestra comunidad, empecemos desde abajo hacia arriba, por algo  mínimo. Desde un pequeño problema de basura, de agua o luz en nuestra calle para  luego progresivamente ir subiendo de manera organizada a nuestra cuadra. Si  emprendemos estas prácticas de manera consecuente y progresiva, todos y cada uno  de nosotros, en cada una de nuestras cuadras, cada quien organizado con sus  vecinos, comenzamos a comportarnos menos ajenos a la realidad de nuestra calle o  cuadra y por qué no, nuestro sector, se con determinación, que en menos de un  mes, tendremos una mejor Venezuela. Claro es necesario aplicarlo de manera  colectiva, general, donde cada pueblo, cada ciudad lo aplique.
2._ No  caigamos en provocaciones, sin importar quienes compongan nuestras juntas  comunales, nuestra asociación de padres y representantes, juntas de condóminos,  entre otras organizaciones, debemos tener siempre una actitud conciliadora,  pacifica, fraternal. Si en años no hemos dado los buenos días a nuestro vecino,  es momento de empezar a practicar esta actitud, es momento de fraternizar con el  que tengamos al lado, sin importar su ideología, color de piel, creencia  religiosa, militancia política o de donde venga. Es momento de mostrar una mejor  cara a ese con el que compartes la calle, la acera, con el que te encuentras  cada mañana en el metro, en el bus o en el transporte de la Universidad. No  podemos permitir que el egoísmo, la desidia, la intolerancia y la enemistad se  apoderen de nuestros sentimientos. Es momento de rectificar, de ver la vida con  otros ojos, de tocarla con otras manos, es momento de abrazarla con otros  brazos. Que sean los ojos del amor, las manos de la buena acción y los brazos de  la hermandad, los que se apoderen de tus acciones, de tu sentir.
3._  Multipliquemos el mensaje, es importante ser conocedores del mensaje, pero aún  mas importante es transmitirlo, como una cadena, como una buena acción del día,  seamos adictos al mismo, guardemos en él una gran esperanza. Debemos talarlo en  las conciencias de nuestros conciudadanos, de nuestros hijos, cónyuges, amigos,  hermanos y demás familiares. Es momento de practicar estas buenas acciones de  concientización ciudadana, pero sobre todo de hacer que los demás también se  rijan y practiquen las mismas.
4._ No perder el rumbo, el cual es, acabar con  el populismo, para ello debemos aplicar difíciles herramientas de autocontrol,  pero más difícil es enseñar al conciudadano a aplicar estas herramientas. Dejar  de mendigar es lo principal, enseñar a nuestros amigos más necesitados que  esperar regalías del gobierno o algún partido político a cambio de un bozal de  arepa es garrafal, para el verdadero sentido de la democracia. Mostrar que el  populismo, lejos de traer mejoras a nuestro país, nos sumerge en una fuerte  crisis económica. Porque mientras el estado paternalista regala al pueblo hasta  lo que no tiene, el pueblo se vicia de descuido al trabajo, al punto que olvida  como ganarse el pan, convirtiéndose en una carga para el Estado y para la  sociedad emergente del trabajo duro que se vuelve víctima como es la clases  media; y victimarios como lo son la clase alta, que entran en el juego vicioso  de la explotación. El Gobierno Populista, incrementa las cuentas de esa clase  alta que emergente del propio gobierno populista –familiares, amigos y  allegados- de políticos que trabajan bajo la gestión del Gobierno Populista.  Mientras la vieja clase social alta, decide emigrar en gran parte de nuestro  país, manteniendo sus empresas en nuestro país pero mudando su asiento de  negocios fuera del mismo. Convirtiéndose en grandes monopolios que dañan de  manera sistemática nuestra nación y contribuyendo con el propio Gobierno  Populista en la crisis económica. La clase media, se ve entonces, abatida entre  la guerra de clases, de pobres y ricos, desencadenada por el populismo  gubernamental. Creándose esa guerra de clases, donde solo crece el odio y el  resentimiento social.
5._ La Corrupción: Es importante, combatirla tanto o  más que al populismo, la corrupción en Venezuela se ha vuelto el pan nuestro de  cada día, tan cotidiana como un muerto abaleado en nuestras ciudades, tan  cotidiana como una arepa, como el tráfico de la mañana y de la tarde. Un poco  más cotidiana que los terremotos, pero abunda como aspirantes a las  Universidades, como la desidia del venezolano al trabajo duro y honesto, abunda  como los negocios informales, como la mala educación, como muchas otras cosas  más.
La corrupción vive en todas las casas de Venezuela, no hay una sola en  el país por donde no haya pasado ésta. Cada venezolano la mira al espejo cada  mañana, es su sombra. La lleva en la cartera con una foto tipo carnet, la lleva  junto a un libro azul o vinotinto con el que sale de vacaciones a otras tierras,  con el camina entre fronteras. En el peor de los caso, se lleva la corrupción a  nuevas tierras, porque no soporta la suya, sin darse cuenta que es participe de  un sistema que critica y reniega.
Por ello, hay que abatir la corrupción, hay  que ajustarse, es difícil aguantar largas colas, pero no es imposible, nuestra  Venezuela lo merece, tus hijos lo merecen, nosotros los jóvenes lo merecemos.  Vamos a ser correctos, es necesario transformar nuestro entorno –si quieres que  Venezuela sea otra, debes empezar a cambiar tú- no podemos seguir pretendiendo  lo impretendible.
Continúa...
Daniela Hernández Camarán
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