lunes, 15 de junio de 2009

VOLVI A NACER DE GRATIS

Hace unos días sufrí una depresión algo confusa, inesperada y además fastidiosa, resulta que la monotonía me agobío finalmente, al punto de que no queria ir a la Universidad, no queria ir a mi casa, no queria ver a mis amigos y mucho menos queria entrar a internet o escribir. En fin, no había lugar donde me sintiera cómoda, no habia espacio en el mundo y mucho menos en el universo donde me sintiera a gusto. Por ello decidi hacer menos desdichada mi situación y corri de inmediato a mi infancia, a todo aquello que la representaba y pues así, tome mis maletas y me adentre en el camino montañoso y humedo de Bejuma, mi pueblo de crianza, más no de nacimiento, mi pueblo querido pero al que habia rehusado muchas veces visitar despues de haberme mudado a Valencia, pues ahí estaban, mi maleta, mi depresion y yo, solas, en la vía. Decidi viajar en el bus de mi Universidad, uno ya casi bien viejo y lastimado por la vida y el uso desproporcionado, lleno de abolladuras, de descuidos y desprecios, pero fiel al camino, valiente ante la humedad del suelo y vivaz al son de la música de radio y el pie del chofer. La gente a mi alrededor cansada de ese diario trajin, ir y venir de la Universidad a Bejuma, hartos del doble recorrido cada día de lunes a viernes y en ocasiones agregado el sábado gracias a algún profesor que falta mucho a sus clases semanales y prentende a medio año reponer sus faltas obligando al estudiantado a asistir a clases el fin de semana, quitan el domingo obviamente, aunque no creo que falte algún zagaletón de esos recién llegados que empiezan con las infulas en el pie izquierdo, que pretenden atropellas a los estudiantes y quizas le agregan asistencia un domingo en el mes para demostrar que es el profesor y por tanto el manda más.

Continúo en mi recorrido previo a mi pueblo de Bejuma, de pronto comienzo a admirar el paisaje, claro mucho antes de llegar al botadero de basura, uno muy maloliente, por cierto, y lo suficientemente desagradable como para querer devolverte a mitad de camino, comienzas a preguntarte donde estaras más seguro, ¿si en la hermosa Bejuma con su botadero a unos kilómetros o en la citadina y exitosa Valencia con sus peligros mecanicos y humanos?
Respuesta que nunca logro concretar, tanto los pro y contra de cada una son válidos y desde mi punto de vista con un mismo peso, por ellos aún mantengo mi posición de que para vivir joven Valencia es mejor opción que Bejuma, pero en el futuro jubilación, es Bejuma la mejor opción contra Valencia. Mientras observo las bellas y pintorescas montañas, comienzo a relajarme y a sentirme segura de quien soy, lo que deseo y a donde voy, comienzo a experimentar eso que hace unas horas atras habia perdido de pronto, el equilibrio, la paz o shalom (diría mi amigo judío), victima de la ciudad y mi ajetreada vida, comienzo a planificar que haré en Bejuma en mis proximos días, cuanto me quedaré, a quienes visitare y de pronto comienzo a experimentar de nuevo ese vacio de seguridad que habia recuperado segundos atras, de nuevo intento recuperarme observando las montañas llenas del verdor que vino despues de comenzado el invierno, de nuevo, me distraigo y abro las puertas al equilibrio, para que comience a hacer su trabajo en mi.

Finalmente llego a Bejuma, sin planes en mente, decido adentrarme a mi casa, saludo a mi familia y converso un poco con mi hermano, disfruto de una pelicula "Transformers 1" porque aún no salía la 2 y esperamos a que llegue al cine para ir a verla, disfruto de su amena compañia y sus historias fascinantes sobre carros que pudieran convertirse en grandes robots, conversación que el disfruta a plenitud y me hace sentir llena de vida, ahí me doy cuenta de cuanto le queda por vivir, por conocer y por experimentar, incluso divago de todo aquello que le queda por soñar, de nuevo se enciende ese bombillo dentro de mi que me despierta, me hace reconocer una vez más que la vida lo es todo, que sin ella no hay nada, me hace dar cuenta de que no es momento para descansar, sino para continuar, pero sobre todo, que es momento de disfrutar, la vida es una sola, no podemos detenernos para deprimirnos, eso es perder por completo el tiempo, por ello, decidí de manera firme a no dejarme caer por las adversidades de la monotonia, sino a mirar de manera positiva esa situación y sacarle el mejor de los provechos o hacer de mi vida una aventura y convertir en mortal la monotonia, dejarla ir, dejarla continuar en otro lugar, pero no aqui, no en mi espacio, no en mi vida y no en la vida de los mios, copiar ese modelo inedito de mi hermano Juan de solo 6 años de edad, continuar soñando y haciendo de la vida un maravilloso juego, donde los sueños se cumplen, donde las aventuras pueden materializarse y donde de manera equilibrada podemos dar cabida al trabajo y a la diversión, donde podemos ayudar a nuestro igual, donde podemos materializar todos nuestros deseos sin dejar de divertirnos ni un solo momento, porque la vida es una sola y el único lujo que no podemos darnos en esta vida, es perder el tiempo en preocupaciones o en la inzulsa monotonía.
Me basto compartir con un enano de 7 años, hablar con el y quien, sin intensión me dio, el mejor consejo que jamás nadie me ha podido dar, un consejo fácil y saludable, vivir la vida y no dejar de soñar, de luchar, de divertirnos, porque la vida es una sola y debemos disfrutarla al maximo, como si fuese el último día, sobre todo debemos ser generosos con nuestro tiempo y no desperdiciarlo en depresiones o aburrimientos y mucho menos en diversiones vanas, sino usar de manera generosa nuestro tiempo en esas diversiones que nos hagan crecer y nos llenen el corazon y el alma, debemos tratarnos como reyes y reinas, jamás abandonar los ideales y sobre todas las cosas, hacer el bien sin mirar a quien. Ahí esta la clave al exito, aunque no lo parezca.


Daniela Hernández Camarán.

Correo: dchcamaran@gmail.com

http://sindictaduras.blogspot.com

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